El ser mejor mujer (Parte II)
Me tardé bastante en escribir la secuela a este escrito. Pretendía publicarlo en el mismo "mes de la mujer", pero ha sido un poco complicado. Sin embargo, este lapso de tiempo y el espacio en el que lo he estado viviendo ha ayudado a complementar la perspectiva que quería compartir sobre nosotras, las mujeres.
En la publicación pasada decía que la vida no es una pasarela, no obstante en algunas culturas pareciera que sí. Iba a decir que en México las mujeres atravesamos todo un ritual diario para estar -solamente- presentables, ya no se diga si se trata de un evento importante. No obstante, abriendo un poco mi mente, recordando mi estancia en Nueva York y poniendo atención a mi actual estancia en Argentina, me doy cuenta que esto no es exclusivo de mi cultura. Todas lo hacemos. En mayor, menor o diferente medida, pero todas pasamos por un proceso de calidad antes de dejar la casa.
Aunque, debo acotar, me he dado cuenta que las argentinas como las estadounidenses no se maquillan tanto como las mexicanas en un día común. ¡Y para qué! Si las méndigas tienen una cara divina. No por nada tenemos la idea de que se sienten superiores, la gran mayoría de la gente es muy guapa. En fin...
Hablando con mujeres de diferentes culturas, coincidimos en lo mismo: todas aborrecemos depilarnos, desmaquillarnos, caminar en tacones por mucho tiempo, entre otros detalles. Y sin embargo, ¡lo seguimos haciendo! ¿Por qué hacernos pasar por situaciones que, no únicamente son molestas, sino hasta dolorosas? Porque se espera que lo hagamos, ya no hablo de estética sino de higiene. Sí. Higiene. Si ves a una mujer con las piernas y axilas peludas inmediatamente lo relacionarás con suciedad, falta de delicadeza.
Hubo una reportera española que hizo algo al respecto: se manifestó en contra de una de estas acciones a las que nosotras mismas nos sometemos y dejó de depilarse. Siendo ella una figura conocida y reconocida en los medios causó controversia, mas no creo que muchas hayan seguido el ejemplo. Evidentemente pienso igual que ella, pero la verdad es que no soy tan revolucionaria, no tengo un espíritu tan libre. Tan presa estoy de los estándares sociales que mes con mes estuve soportando el dolor del láser quemando mis no tan bellos vellos.
Otro aspecto que estuve pensando es la comunicación entre sexos. Cómo esta cuestión de imagen es tan importante aún cuando ellos digan que no lo es. Ok, no se fijan si traes las uñas pintadas, si subiste dos kilos o si olvidaste ponerte rímel, pero sí notan todo el conjunto. Así como también notan los otros mensajes que enviamos. No se hacen los tontos (algunos así ya son, ja), saben lo que queremos aún cuando no lo digamos.
Debo aceptar, que en ocasiones suelo decir que los hombres son complicados porque en mi complicada mente, ellos tienen estratagemas y planes complejos sobre cómo abordar/mentir a una mujer y tener/evitar una relación (o varias) con ella, pero creo que eso sólo pasa en mi complicada mente. En realidad ambos somos tan complicados como queremos ser, seamos hombres o mujeres. No hay algo preestablecido.
Otro aspecto que estuve pensando es la comunicación entre sexos. Cómo esta cuestión de imagen es tan importante aún cuando ellos digan que no lo es. Ok, no se fijan si traes las uñas pintadas, si subiste dos kilos o si olvidaste ponerte rímel, pero sí notan todo el conjunto. Así como también notan los otros mensajes que enviamos. No se hacen los tontos (algunos así ya son, ja), saben lo que queremos aún cuando no lo digamos.
Debo aceptar, que en ocasiones suelo decir que los hombres son complicados porque en mi complicada mente, ellos tienen estratagemas y planes complejos sobre cómo abordar/mentir a una mujer y tener/evitar una relación (o varias) con ella, pero creo que eso sólo pasa en mi complicada mente. En realidad ambos somos tan complicados como queremos ser, seamos hombres o mujeres. No hay algo preestablecido.
Complicadamente. Así somos. Así soy. No puedo, ni debo generalizar. Hasta aquí llegué hoy.
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