Señores pasajeros

En momentos extraño. Quisiera volver y quejarme del tráfico, la gente grosera, y las estupideces que está haciendo la alcaldesa. Después pienso que al estar allá extrañaré los momentos más cotidianos acá: los mates endulzados por una buena charla, las diferencias culinarias y las aventuras en el proceso de cocinar en grupo. Caminar por cañada en un día templado, comer helado en la plaza, y que los desconocidos -que ya son parte de tu día a día- te saluden.

No sé cómo será mi vida de regreso en León, pero sé que este viaje me ha cambiado en formas que no esperaba. Esta sociedad es más tolerante y abierta, de tal forma que hay menos prejuicios. Por sus cuestiones económicas, la cuestión de marketing no te define (tanto) como persona. No hay (tantas) miradas nocivas hacia el vestir, ni rechazo ante la tan relativa estética.

Seguro tendré un choque cultural a mi regreso, mas es ahí dónde veremos qué aprendí. Por mucho que me dedique a la educación, no le puedo enseñar tolerancia a la sociedad leonesa aunque sí seguridad y confianza a mí misma. Podría vivir sin auto, celular, maquillaje y tacones, como lo he venido haciendo. 

En ocasiones me pongo triste al saber que a esta altura del próximo año ya no veré más a la gente con quien ahora estoy. Creo que es la parte menos divertida de viajar: saber que todo es tan finito. Que el paisaje que tanto disfrutaste en una ciudad no lo volverás a ver, que el chico que tanto te hacía reír pasará a ser una ventana más en un chat. Que todo es como un cuento a punto de terminar, y que tú como viajero siempre serás un personaje ambiental y nunca el principal.

Vivir para viajar implica sacrificar relaciones. La inestabilidad geográfica siempre será un factor y mientras más tiempo pase, menos serán las energías para considerar arriesgarse por alguien. Somos aves de paso y no dejaremos que nos corten las alas, como tampoco esperaremos que vuelen con nosotros. Todo tan pasajero.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El ser mejor mujer (Parte II)

Primeras impresiones

Basta! Me voy rumbo a la puerta y después a un boliche a la esquina a tomar una ginebra con gente despierta... Esta si que es Argentina!