Her... Or him

Finalmente pude ver una de las pelis que está dentro de las muchas que tengo en mi lista. Esta vez la traducción del título no estuvo tan disparatado, en español se llama "Ella"; es protagonizada por Joaquin Phoenix y dirigida por Spike Jonze. 

A pesar de que puede parecer un poco trillada la historia del tipo introvertido, el hecho de estar situada en el futuro modifica dicha percepción, ya que se puede ver la alienación por la que todos atraviesan. De manera que Theodore Twombly (Phoenix), como muchos otros, buscan formar sus vínculos por medio de la tecnología, en este caso: sistemas operativos con inteligencia artificial.

Si bien es futurista, no creo que esté nada alejada del presente. En todo caso, lo vi más como una metáfora, pues no estamos tan lejos de la enajenación que consigo trae la tecnología, además de que todos tenemos o hemos tenido a una Samantha en nuestra vida. Ésa con la que nos encanta estar, pero que no podemos tener del todo. Con quien tuviste una conexión inmediata, como si de hecho alguien hubiera elegido poner en tu camino a alguien que se adapte a tus 'necesidades edípicas'.

Samantha... Esa  mente con quien desearías dormir y despertar. La inteligencia, elocuencia y sentido del humor que te hacen desear y desear, aun sabiendo que sólo en eso quedará.

Visualmente es muy congruente el mensaje que además pone en palabras. Cómo dibuja la ironía de estar solo en una multitud. Ríos de gente y de posibilidades que se ven perdidas.... Bueno, en realidad ni se ven, porque todos están pendientes de su Samantha. Ese ente que sólo existe en una pantalla con kilómetros de distancia, circunstancias adversas o, peor aún, miedo de por medio. 

Como Theo, muchos elegimos a Samantha. Puede ser porque amamos el boicot o porque es "más fácil" que enfrentar una relación convencional. Aunque eso no le quita el dolor que viene con ese delicioso cóctel de vulnerabilidad y entrega.

-Spoiler alert-
Aun cuando en un principio lo creí egoísta, puesto que ella siempre estaba disponible para él y él era su mundo, debo admitir que entendí a Samantha cuando le dijo que el amarlo a él y a otros tantos la hacía quererlo más. Para él no tenía lógica y, por unos segundos, para mí tampoco, luego discrepé. Cada persona especial que me topo me maravilla con una particularidad; y he descubierto que si bien varias personas pueden despertar mi interés, al final cada peculiaridad me hace valorar las de otros u otro en específico. No sé si me explico. No quiere decir que esté a favor de la infidelidad, pero puedo entender la metáfora del corazón que se expande cada que se ama a alguien nuevo.

Al final, cuando se tiene suerte, esa persona a quien alguna vez consideramos, pero que pensamos muy arriesgado, sigue ahí. Y está ahí para volver a considerar y terminar yendo tras otra Samantha, o ver que esta persona es la verdadera Samantha, después de todo.

Sobra decir que me gustó. Aquí pueden verla.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El ser mejor mujer (Parte II)

Primeras impresiones

Basta! Me voy rumbo a la puerta y después a un boliche a la esquina a tomar una ginebra con gente despierta... Esta si que es Argentina!