Entre tiaras y condones (Parte I)


Últimamente mi yo más cínica ha estado enfrentando a mi yo más soñadora. Últimamente tengo ideas y no idealizaciones. Últimamente creo que muchas situaciones son creaciones, patrones sociales.

Como a muchas mujeres, me ha rondado por la mente la idea de casarme de blanco y caminar hacia el altar -aunque no sea ni un poco apegada a la Iglesia- hacia el hombre de mis sueños. Desde ahí inicia la creación. Los sueños son bellos precisamente porque son irreales, porque existen sólo en nuestra mente (y aún ahí llegan a decepcionarnos a veces).

La idealización lastima no nada más al soñador y futuro decepcionado, sino al objeto idealizado. El pobre que, por más que intente, jamás será tan perfecto como el imaginado. 

Entonces, para llegar a estar (ya no digo casarse) con el hombre soñado habrá que determinar que es el indicado. Hay tantas etiquetas ya, tantos conceptos. Lo hacen todo más difícil. Si bien la categorización es un proceso inherente al hombre y las palabras un fiel ejemplo de ésta, creo que a veces abusamos de este sistema pre-establecido y recurrimos a frases trilladas que tal vez no representan completamente lo que queremos expresar, pero que sí nos evita la fatiga y posible herida tras concebir algo real.

Llegando así a ser una sociedad que no piensa por sí misma, que repite frases; una sociedad que no siente, sino que repite patrones de conducta (como el matrimonio). Tan pronto como una acción se vuelve mediática, socialmente aceptada, se convierte también en un modelo y hasta en un parámetro de felicidad o éxito.

No quiero culpar a los medios, ni a los artistas, pero sí es cierto que es por esto que muchos relacionamos al amor en pareja con flores, cenas románticas, atardeceres, velas, París, jazz, serenatas y detalles planeados en sobre manera como estratagemas napoleónicos. ¡Pobres tipos... y pobres de nosotras! No los subestimo, pero si es difícil que piensen en alguien más además de ellos, es casi imposible que piensen en esto. 

Ellos fantasean con tríos, orgías y juegos de rol. Mientras nosotras fantaseamos con el amor hollywoodense. No dudo que haya quienes se esfuercen por cumplir estas últimas, el exhibicionismo facebookero lo ha hecho más evidente (y cruel para 'nosotras las pobres').

Continuará...


Comentarios

Entradas populares de este blog

El ser mejor mujer (Parte II)

Primeras impresiones

Basta! Me voy rumbo a la puerta y después a un boliche a la esquina a tomar una ginebra con gente despierta... Esta si que es Argentina!